Servicios financieros embebidos e inteligencia artificial: pilares de la digitalización bancaria del presente
En los últimos años, la banca ha experimentado una transformación profunda. Factores como el cambio en el comportamiento del consumidor, la aparición de nuevas tecnologías y la necesidad de mejorar la eficiencia operativa han impulsado un cambio de paradigma. Dos tendencias destacan sobre el resto en este proceso de modernización: la integración de servicios financieros embebidos y el uso de inteligencia artificial (IA).
Ambas tendencias, que ya se están consolidando en 2025, están redefiniendo el modelo de relación entre las entidades financieras, las empresas y los usuarios finales. Lejos de ser conceptos futuristas, representan una respuesta real y estratégica a las nuevas exigencias del entorno. Te lo contamos en FWE.
¿Qué son los servicios financieros embebidos?
Los servicios financieros embebidos (embedded finance) consisten en la integración de productos o funcionalidades financieras (como pagos, préstamos, seguros o gestión de cuentas) directamente dentro de plataformas no financieras. Es decir, se trata de incorporar servicios bancarios dentro de la experiencia digital de otras industrias, como el comercio electrónico, las plataformas de gestión empresarial (ERP), marketplaces o aplicaciones de movilidad.
Un ejemplo claro es cuando una tienda online ofrece financiación al consumidor sin que este tenga que acudir a su banco: el proceso ocurre de manera invisible para el usuario, pero está respaldado por una entidad financiera o fintech. Otro caso habitual es la posibilidad de realizar pagos directamente desde plataformas logísticas o contables, gracias a integraciones con bancos a través de APIs.
La clave está en la fluidez y la invisibilidad del proceso financiero, que se convierte en una parte natural del flujo de trabajo del usuario.
Por qué los servicios embebidos están ganando terreno
Los servicios financieros integrados ofrecen múltiples ventajas tanto para las empresas como para los consumidores. Entre las más destacadas se encuentran:
- Experiencia del cliente mejorada: los procesos son más rápidos, intuitivos y personalizados.
- Mayor conversión comercial: la posibilidad de ofrecer financiación o métodos de pago dentro de una app aumenta las probabilidades de cerrar una venta.
- Fidelización: al simplificar la relación financiera, las empresas generan más confianza y retención.
- Nuevas fuentes de ingresos: las plataformas pueden monetizar estos servicios o utilizarlos como ventaja competitiva frente a otros actores del mercado.
Para los bancos, aunque puede parecer una amenaza, representa una oportunidad de ampliar su alcance sin necesidad de presencia directa en todos los puntos de contacto con el cliente.
La inteligencia artificial como motor de eficiencia
En paralelo, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando todos los aspectos de la operativa bancaria. Desde el análisis de riesgo hasta la atención al cliente, pasando por la detección de fraude, la IA permite automatizar tareas, optimizar decisiones y ofrecer experiencias altamente personalizadas.
El papel de la IA en la banca no se limita al backend. También influye directamente en cómo los servicios son ofrecidos al usuario. Por ejemplo:
- Asistentes virtuales que resuelven dudas o gestionan operaciones sencillas.
- Análisis predictivo que recomienda productos financieros basándose en hábitos de consumo.
- Modelos de scoring alternativos para evaluar la solvencia de perfiles tradicionalmente excluidos.
- Automatización contable y fiscal en plataformas integradas con soluciones bancarias.
Estas aplicaciones permiten a los bancos ser más rápidos, más precisos y más cercanos, en un entorno donde la agilidad y la personalización son clave.
Un ecosistema más abierto e interconectado
Tanto los servicios financieros embebidos como la inteligencia artificial requieren un ecosistema tecnológico capaz de facilitar la comunicación entre distintos sistemas. Aquí entra en juego el concepto de banca abierta (open banking), que permite a las entidades compartir información con terceros a través de APIs seguras, siempre con el consentimiento del usuario.
Este modelo, impulsado por directivas europeas como la PSD2, ha permitido que las empresas puedan construir soluciones financieras sobre infraestructuras bancarias existentes, sin necesidad de crear bancos desde cero. Es el caso de las fintech que ofrecen productos a medida a empresas sin ser ellas mismas entidades reguladas.
La combinación de open banking, IA y finanzas embebidas está permitiendo la aparición de un nuevo modelo de banca: más modular, colaborativa y centrada en el cliente final.
Cambios estructurales en el sector bancario
Este nuevo paradigma está generando una redistribución de roles dentro del sector. Las entidades tradicionales están dejando de ser el único canal para acceder a servicios financieros. A cambio, están asumiendo funciones como proveedoras de infraestructura (banking-as-a-service), custodias de datos o emisoras de licencias.
A su vez, las empresas no financieras están ganando protagonismo como interfaz de relación con el cliente, gracias a su capacidad de integrar servicios financieros en su propuesta de valor. Esto obliga a los bancos a repensar su estrategia y encontrar su lugar en esta nueva cadena de valor.
Además, las alianzas entre bancos, tecnológicas y plataformas digitales se están multiplicando, dando lugar a ecosistemas complejos y flexibles, donde el valor se crea de forma compartida.
Un beneficio directo para las empresas
Las empresas, especialmente las pymes, están entre las principales beneficiarias de esta transformación. Gracias a la automatización y a la integración de servicios financieros en sus plataformas de gestión, pueden:
- Reducir tiempos administrativos.
- Minimizar errores en procesos contables y de tesorería.
- Obtener financiación directamente desde su software de gestión.
- Tener mayor visibilidad sobre su flujo de caja en tiempo real.
- Agilizar el pago de impuestos o la generación de informes.
Esto representa una evolución notable frente a modelos más fragmentados, donde cada proceso (facturación, conciliación, cobros, pagos) debía gestionarse de forma aislada y manual.
Perspectivas de futuro: colaboración, regulación y datos
De cara al futuro, tres elementos marcarán el ritmo de esta transformación:
- La colaboración entre actores del ecosistema: bancos, fintech, plataformas SaaS y organismos públicos tendrán que trabajar juntos para crear estándares, garantizar la interoperabilidad y ofrecer una experiencia de usuario homogénea.
- La evolución del marco regulatorio: las normativas seguirán adaptándose para asegurar la seguridad, privacidad y transparencia en el uso de datos, especialmente en contextos de IA y open banking.
- El valor de los datos: cuanto más contextualizado y preciso sea el uso de datos, más valor se podrá ofrecer al usuario. La personalización será un factor clave de diferenciación.