Errores comunes al elegir regalos de empresa y cómo evitarlos

Elegir el regalo de empresa adecuado no es simplemente una cuestión de cortesía o tradición. Se trata de una estrategia de comunicación y posicionamiento que, bien ejecutada, puede reforzar relaciones comerciales, aumentar la lealtad de los empleados y mejorar la percepción de marca. Sin embargo, muchas empresas caen en errores comunes que convierten esta oportunidad en un gasto poco efectivo.

Tips de errores

A continuación, en FWE exploramos los fallos más frecuentes y cómo evitarlos para que cada obsequio empresarial sea una inversión que aporte valor real.

1. No definir el objetivo del regalo

Muchas veces se regala por costumbre o por “cumplir”, sin tener claro qué se quiere lograr. Un regalo no debe ser un gesto vacío, sino una acción con un propósito concreto: fidelizar, motivar, agradecer, abrir una puerta comercial, posicionar la marca o premiar un comportamiento. Antes de elegir el artículo, conviene preguntarse cuál es el objetivo del regalo y cómo se medirá su impacto. Esto permite elegir con coherencia y justificar mejor la inversión.

2. No conocer bien al destinatario

Un regalo genérico puede resultar irrelevante o incluso contraproducente. No es lo mismo un detalle para un proveedor que para un cliente VIP o un nuevo empleado. Tampoco es igual regalar a una empresa tecnológica que a una del sector salud. Cuanto más se conozca al receptor, más personalizado y efectivo será el regalo. Si es posible, se debe segmentar la audiencia y adaptar las opciones. No es necesario hacer algo único para cada persona, pero sí demostrar intención y atención al detalle.

3. Priorizar el precio por encima de la calidad

Muchas empresas, con la intención de ajustar presupuestos, eligen productos de bajo coste que pueden parecer útiles, pero se perciben como de baja calidad o se deterioran rápidamente. Esto afecta directamente a la imagen de la empresa. No se trata de regalar artículos caros, sino de mantener un estándar mínimo de calidad. A veces es mejor entregar menos unidades, pero con un nivel más alto. Un regalo bien hecho transmite profesionalismo y cuidado.

4. No integrar bien el branding

Algunos regalos no llevan logotipo ni ninguna marca visible, perdiendo así una valiosa oportunidad de visibilidad. En el otro extremo, hay objetos donde el logotipo está demasiado presente o mal integrado, lo que los vuelve poco atractivos. El equilibrio es fundamental. La marca debe incorporarse de forma sutil, elegante y coherente. Es importante pensar en objetos que las personas quieran usar y que mantengan tu marca presente sin que se sienta como un anuncio.

5. Regalar productos sin utilidad real

Hay objetos que pueden parecer originales o visualmente llamativos, pero que no tienen ninguna función práctica. Esto hace que acaben olvidados, almacenados o incluso desechados. Para evitarlo, conviene priorizar la utilidad. Botellas reutilizables, cargadores portátiles, libretas, artículos tecnológicos sencillos o productos de escritorio son ejemplos de regalos que las personas realmente usan, lo que prolonga la exposición a la marca y aumenta la percepción de valor.

6. Ignorar la sostenibilidad

En la actualidad, la responsabilidad ambiental es un valor muy importante para muchos consumidores y empleados. Regalar plásticos de un solo uso, productos con empaques excesivos o artículos no reciclables puede ser mal visto. Existen muchas alternativas sostenibles, como materiales reciclados, productos biodegradables, opciones de comercio justo o artículos producidos localmente. Además, comunicar este tipo de decisiones refuerza la imagen de marca como empresa responsable.

7. Elegir productos ofensivos o inapropiados

Algunos regalos pueden resultar ofensivos o inadecuados por razones culturales, religiosas o personales. Por ejemplo, una botella de vino puede ser mal recibida por una persona que no consume alcohol por motivos de salud o religión. También hay regalos que pueden parecer demasiado personales o fuera de lugar en un contexto profesional. Por eso, es recomendable mantenerse dentro de una línea neutra, profesional y segura, sobre todo en campañas con destinatarios diversos.

8. Descuidar la presentación del regalo

Un buen regalo pierde gran parte de su efecto si se entrega sin cuidado: sin empaque, con una presentación improvisada o sin una nota de agradecimiento. La forma en que se presenta un regalo también comunica. Una caja bien diseñada, un envoltorio atractivo o una tarjeta con mensaje personalizado pueden marcar una gran diferencia. Estos detalles mejoran la percepción del regalo y transmiten profesionalismo y atención al receptor.

9. No considerar la logística

No todos los regalos son fáciles de distribuir. Algunos son demasiado pesados, voluminosos, frágiles o requieren instrucciones especiales. Si no se piensa en la logística desde el inicio, pueden surgir problemas: retrasos, pérdidas, costos adicionales o entregas en mal estado. Por eso, es fundamental tener en cuenta cómo se hará la entrega, en qué plazos, y si el producto se adapta al canal elegido (correo, eventos, entrega en mano, etc.). Elegir proveedores confiables y planificar con antelación evita muchos dolores de cabeza.

10. No medir el impacto del regalo

Muchas empresas no realizan ningún tipo de seguimiento después de entregar regalos corporativos. Esto impide saber si realmente se logró el efecto deseado: mejorar la relación con el cliente, motivar al equipo, aumentar el reconocimiento de marca, etc. Una mínima evaluación, aunque sea informal, puede aportar información muy útil. Se puede pedir feedback, observar si el regalo aparece en redes sociales o preguntar directamente al cliente o equipo comercial si tuvo algún impacto en la relación. Esta retroalimentación ayuda a mejorar futuras campañas.

Conclusión

Regalar no es un acto trivial. Es una acción con valor simbólico, emocional y estratégico. Bien ejecutado, un regalo puede fortalecer vínculos profesionales, mejorar la reputación corporativa y generar experiencias memorables.

Para lograrlo, es necesario evitar la improvisación y tomar decisiones más conscientes: pensar en el destinatario, cuidar la calidad del producto, integrar la marca con buen gusto, optar por opciones sostenibles, planificar la logística y evaluar los resultados. Si se cuidan estos aspectos, los regalos de empresa dejan de ser un gasto para convertirse en una verdadera inversión de valor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *